Hoy, tras una larga noche en la que no he podido dormir agusto, he tenido un buen día.
Un día sin demasiadas novedades ni exaltaciones, un día con un buen despertar pero a la vez, un día cargado de miedos y de algo de nostalgia.
Un día de admisiones y de despedidas sin despedirse. De decir adiós con el corazón mientras la gente sigue en su sitio, con su rutina y con su gente mientras tu te mueves y te vas.
Hoy me he dado cuenta de algo muy importante, los sueños no son para tanto. Lo que es para tanto, es soñarlos, cuando los consigues nada parece igual. No satisface tanto como piensas...es como cuando planeas un día y dices : " ese día va a ser la ostia" y luego es una basura, o como cuando dices: " ese día no se sale, o de tranquis" y despues son los días que más echas de menos porque son los mejores.
Estoy realmente asustada, y no me importa afirmarlo. Quien me diría que, que mi hermana este cerca me da mucha seguridad.
Me da rabia de no poder haber tenido una buena despedida por simple pereza y cansancio. Me da pena no poder haber arreglado las cosas con Nacho y tener una bonita amistad con él. Pero joder, lo que más me gusta de todo esto es, que no podía esperar menos de mis amigos. Son todos tan especiales y únicos, cada uno a su manera.
Mañana estaré en mi nuevo cuarto, pero con mis cosas. Cosas nuevas y más cosas nuevas.
Me ha dado un impulso, me voy. Me voy con ellos ahora mismo a tomarme la última copa del año todos juntos.
ADIÓS.
«Lo peor fueron las tres o cuatro horas sin que viniera nadie», señala Gregorio Barra. Este hombre vive con su esposa en la calle Arapiles, en San Blas, una de las más afectadas por la tormenta del jueves. Se queja de la falta de asistencia de las fuerzas de seguridad y del tiempo que tuvo que pasar mojado, hasta que llegó su hijo. «Me están dando quimioterapia y estuve sentado con el agua que me llegaba hasta las rodillas».
Ayer este domicilio intentaba recuperar la calma tras la difícil noche. Con los muebles esparcidos por el pasillo ya habían logrado limpiar el agua que entró durante este inesperado e insólito temporal.
Gregorio Barras pasó varias horas mojado.